Durante
mi adolescencia había respetado la elección de la mujer a ser
prostituta y siempre me ha ofendido escuchar a hombres y mujeres
juzgarlas, burlarse y despotricar su oficio. Y más aún, que
aquellos mismos que lo hacían después la buscaban para saciar su
sexualidad deprimida e inmadura.
Hace
poco una amiga me dio 10 razones para no legalizar ni defender
ninguna prostitución. Bajo el paraguas del sistema abolicionista, la
prostituta es un ser indefenso, maltratado por la sociedad y
totalmente vulnerable. Prácticamente obligada a ejercer su
profesión. Y me convenció e hizo cambiar mi opinión.
En
realidad, hay mucha parte de verdad en eso, desgraciadamente, los
“malos” de verdad, se aprovechan de muchas personas y
situaciones. De países sin normas ni leyes. Del miedo de la gente y
la necesidad de protección de la mujer. Pero esta prostitución bajo
el modelo abolicionista es solo una parte. El oficio de puta es más
antiguo que Cristo. Y tarde o temprano me toparía con otras
realidades...
Un
año después, en el periódico, leo a una prostituta orgullosa de
serlo y que lucha por erradicar el “estigma”. Y no me creo lo que
dice y decido investigar. Después me la agrego al facebook y
comienza una seria de preguntas de mí hacia ella, para intentar
aclarar mis dudas: ¿No te da “asco”? ¿No tienes miedo? ¿Es tan
duro ser puta como parece? ¿Haya tanto sometimiento y
aprovechamiento como nos venden? ¿No sientes vergüenza?... Y ella
me responde, y me concede resolver todas mis dudas en una quedada.
Desde
las 13 a las 19 horas de un maravilloso domingo, me resuelve muchas
ideas, me encandila y sobre todo me confirma que la “puta” es
persona, mujer, digna y encima ella es FELIZ. Y defiende que es digna
ella y todas las buenas personas independientemente de su profesión,
lo es toda aquella que ejerce su libertad sin perjudicar la de nadie.
Llevo
su libro autografiado, regreso a casa y me siento a leerla, empiezo a
las diez y acabo a las doce con la última página y quedándome con
ganas de más. En dos horas y después de un día entero con ella, me
doy cuenta que me ha encantado su presencia, su descubrimiento, su
vida y su historia. Y que sí, admito que me ha enamorado su fuerza,
su seguridad, su lucha, lo justa que es y … su timidez.
¿La
prostituta es tímida? Si, lo puede ser. Montse lo es y al mismo
tiempo es elegante, discreta, sencilla, valiente...
¿La
prostituta es natural? Si, lo puede ser. Montse viene con apenas un
poco de carmín claro en los labios, vestida de lo más normal con un
toque moderno y elegante. Viene como toda una señora y una mujer.
Montse
es una mujer que defiende a las mujeres por encima de todo, no le
importa su profesión. Pero a diferencia de cualquier ONG o ayuda
social (en las que también colabora), es realista, y defiende a la mujer en su oficio, no para
que odie su oficio y se odie a ella por ejercerlo. Considera que una
vez que estás, ¿porqué has de lamentarte y esconderte toda la
vida? ¿Acaso no hay personas realmente “malas” y sin embargo las
consideramos de lo más dignas, porque juegan con total hipocresía?
¿Es acaso la que ejerce la que debe avergonzarse? ¿No debería ser el resto quien se avergonzara, -no por pedir sus
servicios, no- sino por no querer enfrentarse a las realidades de su
hogar, o de su impotencia sexual, o de sus limitaciones de
comunicación o sociales. o simplemente avergonzarse por criticar lo que se desconoce? ¿No debería ser el modelo ético y social
el que debería plantearse donde está realmente el problema: en una
oferta más antigua que la Biblia, o en una cultura sexual reprimida,
limitada, de presión para el hombre, sumisión para la mujer,
castigo para la activa sexual, etc.?
Ella
me explica que las oportunidades que te ofrecen las ayudas sociales
para dejar la prostitución llegan a ser vergonzosas. “Parece
que solo podamos limpiar o cuidar ancianos. No tenemos posibilidad de
estudiar un FP, o un título digno. Como mucho te ofrecen un curso
que no es ni reglado. ¿Y que persona está dispuesta a renunciar al
dinero que ganamos, para pasarte la vida con 500 € al mes y a duras
penas? Es esa la “moto” que nos venden. Por esta razón, muchas
no quieren esas ayudas. Algunas son abogadas, administrativas, etc.
en su país, pero para homologar en España casi deben estar 2 o 3
años. Lo mismo que si estudiaras de nuevo. En el fondo, no
interesamos ni importamos al estado ni a nadie.”
Montse
también protesta en contra de los males de la prostitución, es la
primera en quejarse de ellos, pero esos males no son los que siempre
salen en la prensa, en la prensa sale la mujer. Sin embargo, esos
males son otros y los conoce todo el mundo: son los burdeles que
someten rigurosidad y horarios a una profesión que no puede ser
realizada con calidad cuando hay presión. Son los proxenetas y
aprovechados que no respetan su principal herramienta de ingresos.
Son los intermediarios, que salvo algunas buenas personas, la
mayoría acaban mandando más que agradeciendo. Son las leyes, que a
pesar de haber buenas redadas policiales y eliminar lo realmente
malo: traficantes, proxenetas, ilegales... no son rigurosas y todo el
trabajo policial hecho, sale pronto a la calle de nuevo. Son las
personas de a pie, que con su ignorancia y estigma crecen el odio
hacia quienes no les han hecho daño. Son los grupos de jóvenes
nocturnos que juegan a follar, e “ir de putas”, como si fuera una
diversión, o pasan por las calles, las vocean e insultan, son
algunas prostitutas de calle que no respetan el silencio nocturno del
vecindario, etc. Son los borrachos, los traficantes, etc. Son en
definitiva, la gente incívica, injusta, déspota y salvaje, que
desgraciadamente existe en todas partes pero que se ven más cuando
hay “putas honestas” al lado, que al final, acaban pagando con
los prejuicios de los demás.
Montse
también lucha por la seguridad y la higiene. Para que ninguna mujer
haga tonterías con la salud, evite las drogas y el alcohol. Pero me
recuerda también que hay más enfermedades, alcoholismo y
drogadicción fuera de esta profesión que dentro. Y yo tengo algunos
ejemplos que pasan desapercibidos de lo más “digno”: los famosos
que admiramos, los grandes comerciales, el empresariado, etc. Gente
con mucho poder que no duda en pegarse fiestas con todos los vicios
incluidos y que no solo se hace ocasionalmente, sino que acaban
siendo dependientes como cualquier otra víctima.
Sino
piensen.... ¿Cuántas personas padecen de lesiones de espalda,
problemas de circulación, estrés, depresión, ansiedad, insomnio,
etc. por culpa de su “digna” profesión?
Y
hay más, habla de quienes miramos con pena. Y ella me explica su
vida de pena, que fue sin duda hasta que empezó a prostituirse. Sin
embargo, en esa vida de pobreza y pena era “digna” sí. Digna de
ser violada, maltratada, explotada laboralmente, engañada en el
amor, …, olvidada por esa (ésta) sociedad que hasta que no la ha
visto dominar su espacio, no se ha dado cuenta de su existencia. Y
encima, ahora que es "ella", la critican por su oficio. Yo también le
comento mi sensación de pena, pues siempre he tenido sentimientos de
pena hacia la mujer que ejerce la prostitución. Y ésta, una vez más
queda puesta en duda al escucharla. Pude entenderla, al saber su
historia, que más jodida estuvo justo cuando no jodía por voluntad
propia.
La
prostitución
se
define como
el acto de participar en actividades sexuales
a
cambio de dinero o bienes.
A
mi esta definición ya me parece estigmática. ¿Saben por qué?
Porque en ninguna otra profesión- función se añade el “a cambio
de dinero o bienes”. Y si es su medio económico, guste o no, es
una profesión. Yo la defino desde hoy como: “ofrecer un servicio
sexual”. Y punto! No creo que haya que poner más puntillas ni más
inri para desfavorecer.
Este
artículo habla de una visión positiva, así que a parte de dejar
claro algunos tabúes que ya va siendo hora que nos cuestionemos,
añado a continuación los beneficios que la prostitución ha
aportado en nuestra historia:
- Gracias a las prostitutas, hemos podido gozar de muchos avances en lo que a sexualidad se refiere. Cuando Masters and Jonhson, se dispusieron a analizar la respuesta sexual humana, no había mujeres que se ofrecieran para investigar (nuestra pureza nos lo impedía). Fueron ellas, las “putas” las que cedieron para que los avances de la ciencia repercutieran positivamente en los seres humanos. Y muchas otras investigaciones de ayer y de hoy.
- Gracias a las prostitutas, montones de adultos con discapacidades profundas (físicas y psíquicas), pueden disfrutar de “momentos sexuales compartidos” con una mujer o un hombre. O aún más profundo, pueden aprender a masturbarse, porque sus familiares más cercanos no son capaces de atender a esta necesidad tan básica y necesaria.
- Gracias a la prostitución, mujeres y hombres extremadamente tímidos, controlados por sus padres y familias, o simplemente vírgenes de avanzada edad, con carencia de libertad total en su madurez, pueden escaquearse de vez en cuando y hacer el amor con alguien.
- Gracias a la prostitución, los demás nos llamamos “dignos”, aunque nuestra dignidad sea fácilmente expuesta en tela de juicio.
- Gracias a la prostitución la cola del paro no ha llegado a los 6 o 7 millones de personas ya en España. Ya rezará el gobierno para que las “putas” sigan teniendo trabajo. (Me río)
- Gracias a las prostitución los confesionarios tienen visitas, ya que algunas se sienten avergonzadas de sus “pecados”. Sino la iglesia ya hubiera cerrado. (Suena gracioso, me vuelvo a reír, pero es verdad!)
- Gracias a la prostitución hay chistes de “putas y maricones” (¡seguimos riendo!)
- Gracias a la prostitución muchas películas de Andrés Pajares y Paco Martínez Soria, llenaron las arcas de cine Español en una época donde había más pena que gloria. La mujer fácil se reflejaba en aquellas películas y nos ofrecían horas de risas y diversión.
- Gracias a la prostitución se aprenden muchas técnicas sexuales nuevas.
Evidentemente
el camino no ha sido de rosas, como en todas partes se juntan los
buenos y malos. Pero ella ahora tiene una clientela fija, ha sabido
descartar lo que no interesaba y mejorar su situación laboral a lo
que ella considera un estado de bienestar. A cuidado mucho de sí
misma, de su profesión y de su familia. No se ha dejado engañar ni
someter.
Montse
defiende una prostituta de ejercicio libre, aconseja que no dependan
de nadie y si es así, que sea por el tiempo mínimo prudente. Si
ejercen que sean autónomas. Defiende el preservativo SIEMPRE! Y
los controles médicos también. Defiende que haya una entidad que
clame sus derechos como personas y el respeto por su profesión.
Y va aún
más lejos: a sus clientes les recomienda arreglar sus diferencias en
casa, a que se enfrenten, les recomienda ir al medico cuando hay
dificultades, trastornos,... Les recomienda lecturas, expertos,
terapias. Montse no desea mal para nadie.
Ella
reclama una educación sexual más abierta y libre, entiende que sus
clientes también tienen el “estigma” de malas personas. Y
después de su larga experiencia, reconoce que hay quien busca sin
necesidad, pero que son los menos de muchos necesitados/as.
No te
invita a ser puta, pero pide respeto para quien decida serlo.
¿Y
justicia? sí, pero para las injustamente tratadas, no para
juzgarlas.
Cualquier
información que deseen tener en cuanto a la lucha que Montse está
haciendo, visiten su blog: http://prostitucion-visionobjetiva.blogspot.com/
Y pueden
conocer su historia en el libro: “Una mala mujer” de Platarforma
Testimonio. Montse Neira.
GRAN DISCURSO.. FELICIDADES
ResponderEliminarGracias guapa!!
Eliminar¡Muy bien, Susana! Te felicito por haber dejado atrás tus miedos y prejuicios, acercándote a una prostituta para conocer cómo vivimos realmente, qué pensamos y cuáles son nuestros problemas. Es frecuente opinar sobre la prostitución sin conocerla, por lo cual se tiene una visión muy degradada de ella. Pero, ¿a que cuando se nos conoce somos personas encantadoras, tanto las profesionales como sus clientes?
ResponderEliminarmuy buen comentario !yo soy muy feliz en mi profesion
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